Imagen de la delegación carnavalesca del “Centro Social y Deportivo Rancas” en el momento de tomar su emplazamiento para la comparsa general del año. Nótese la cantidad de gente apostada en calles y veredas con el fin de aplaudir el paso de los clubes carnavalescos, así como los carros alegóricos con sus reinas y cortes de honor. Poco tiempo después, por estas mismas calles, desfilarían los clubes con sus reinas, chambelanes y guardias de escolta, seguidos de numerosos chalanes y músicos, vistosamente presentados. “Apolo”, “Vulcano”, Cayena”, “Mefistófeles”, “Filarmónico Andino”, “Tahuantinsuyo”, “Lira Cerreña”… Ante el pueblo interpretarían sus mulizas, huainos, chimaychas y cachuas. Había una hermosa rivalidad fraternal por quedar muy bien ante sus seguidores.
Las plazas adyacentes de Chaupimarca, del Comercio, Arenales y Jorge Chávez, lucían igual cantidad de gente alegre, premunida de chisguetes perfumados y serpentinas multicolores. Todo el pueblo estaba en las plazas. El pueblo de Rancas, desde siempre, estuvo estrechamente unido con el Cerro de Pasco. Ese mismo año, sus hombres, en faenas colectivas inolvidables, levantarían las paredes de la Escuela de Patarcocha que el año siguiente se inauguraba solemnemente. Por mese mismo tiempo entraría en funcionamiento RADIO RANCAS, la primera emisora radial que, a lo largo de su vida, cumplió un papel muy importante como foco de cultura.
Aquellos años, la bonanza económica en nuestro pueblo, nos permitía solazarnos con estas manifestaciones de alegría. Nótese el cartel de publicidad de la fábrica Maranganí que aquellos tiempos vendía unas gruesas y atigradas frazadas y, principalmente, hermosos y abrigadores pañolones que nuestra viejitas lindas usaban. ¡Ahhh tiempos que se fueron!.
Fuente: Cesar Perez Arauco